
CASPICARA una marca ecuatoriana que busca reivindicar un nombre siempre relegado al anonimato, a través de un nuevo lienzo: el Miske. Obtenido después de doce años de maduración del penco, este destilado nace del tzawarmishky recolectado en los andes y destilado artesanalmente en pequeños lotes para preservar la pureza y el espíritu de nuestra tierra.
En las laderas de los Andes ecuatorianos, entre los 2.000 y 3.000 metros de altura, crece el agave andino (Agave americana spp. Andina), testigo del tiempo y de las culturas que lo habitaron. CASPICARA trabaja con mujeres de comunidades que recolectan el tzawarmishky de pencos silvestres usando técnicas ancestrales que protegemos, sin prisa, sin máquinas. Cada cosecha es una conexión con la naturaleza y un acto de respeto hacia el territorio y su historia.
No hay dos pencos iguales. Cada uno se forma lentamente,
absorbiendo el carácter del suelo, el sol y la altura que lo
rodea. Al destilarse, esa individualidad se expresa en un
perfil único de aromas y sabores.
Para preservar esta esencia, Caspicara transforma el
tzawarmishky mediante una fermentación binaria,
salvaje y controlada, con microorganismos nativos.
En Caspicara, destilamos miske como se esculpe una
obra de arte: con manos expertas, precisión y pasión. Nuestro
proceso artesanal preserva la pureza y revela la
complejidad de este espíritu andino.
Ajustamos sus 40 grados con agua enriquecida con
oligominerales. No es un licor para mezclar; es una
creación para contemplar y beber lentamente. Cada gota se cuida
como arte.
Próximamente, revelaremos la botella que contendrá esta obra. Más que un envase, es un manifiesto, una pieza escultórica que refleja la visión de un destilado que trasciende lo ordinario. Inspirada en la tradición, diseñada con modernidad, su silueta guarda un secreto que solo conocerán quienes se atrevan a descubrirlo.
Llevar el nombre Caspicara no fue coincidencia, es un acto de reivindicación que rinde homenaje a Manuel Chili, el gran escultor mestizo de la Escuela Quiteña. Su obra que permanece sin firma, pero sigue viva en iglesias y altares, tallando el espíritu del arte colonial andino. Como él, aspiramos a crear una belleza que no necesita firmarse, que se reconoce por su autenticidad y calidad. Nuestro MISKE es, en esencia, una escultura líquida. Cada botella encierra forma, identidad y silencio, no se bebe con prisa, se vive.
Caspicara no es solo un destilado. Es una obra maestra que captura la esencia pura del penco silvestre, con sus sabores intensos, sus aromas profundos y ese carácter indómito que solo puede nacer en los Andes. Es el alma de la planta que madura lentamente, durante más de una década de silencio y sol. En la mitad del mundo, la luz cae con una fuerza única directa y constante. Esa intensidad solar, tan propia del Ecuador, penetra la tierra y alimenta al penco de forma excepcional. Concentrando su energía, su dulzura y su espíritu. Cada gota de Caspicara honra la tierra, la tradición y la memoria sensorial de un país que destila historia.